La Canción Yucateca
La canción yucateca florece a fines del siglo pasado con
determinante influencia Europea y va adquiriendo influencia cubana con la
guaracha, el bolero, la danza y la clave, recibiendo finalmente influencia
colombiana con el bambuco. Así la canción yucateca es el feliz resultado de una
confluencia de razgos de diferente culturas, pasada por el tamiz de nuestra
personalidad mestiza. Algunos de los músicos y compositores yucatecos con mayor
trascendencia son: Cirilo Baqueiro (Chan Cil), Fermín Pastrana (Huay Cuc),
Antonio Hoil; en otra generación tenemos a: Ricardo Palmerín, Guty Cárdenas y
Pepe Domínguez. En los tiempos actuales, nuestros compositores más destacados
son Pastor Cervera y Sergio Esquivel.
La Orquesta
La Orquesta jaranera cumple una triple función en las
fiestas pueblerinas ya que a más de amenizar alegremente la vaquería, acompaña
las procesiones del Santo Patrono y por las tardes anima con su presencia las
corridas de toros. Esta orquesta, también llamada en muchas poblaciones
"charanga" por ser una banda pequeña de instrumentos de aliento,
estaba integrada inicialmente de la siguiente manera: dos trompetas, dos
clarinetes, dos trombones, un contrabajo, un bombardino (barítono de aliento
que fue sustituido más tarde por un saxofón tenor) un “huiro” o rascador y dos
timbales.
“Los timbales son el alma del baile; cuando es un nativo el
que los toca, varia hasta el infinito sus ritmos y acentos y hay momentos
(cuando alguna pareja se distingue, dejándola entonces sola haciéndole ruedo)
en que se baila únicamente con el ritmo de los timbales. El objeto de que los
instrumentos melódicos estén doblados, es que, con las jaranas se bailan casi
sin interrupción por varias horas, es necesario que los músicos se turnen de
vez en cuando a fin de que no se cansen antes que los bailadores” (Fernando
Burgos Samada “La Música Actual de los Indígenas de México.1934)
La jarana es el baile típico de la península de Yucatán.
Existen dos formas métricas de este tipo de baile: La jarana 6 por 8 (en compás
musical de 6/8), zapateada, nieta de los aires andaluces e hijas de los sones
mestizos, es de movimiento vivo marcado a dos tiempos, cuyo acento rítmico cae
en el segundo tercio del tiempo ligero del compás, en una nota que puede ser
prolongada hasta el tercer tercio o sincopada hasta el primer tercio del compás
siguiente. Una de las características musicales de la jarana 6 por 8 (en compás
musical de 6/8) es la de reforzar el segundo tercio del tiempo pesado de los
compases impares, mediante una apoyatura superior de segunda, mayor o menor. En
la actualidad se ha perdido esta particularidad en su escritura más no así en
su ejecución, ya que los músicos intuitivamente la hacen siempre, a manera de
adorno.
La jarana 3 por 4, (en compás musical de 3/4) nacida
posteriormente, es valseada y tiene el aire de la jota aragonesa de la que
deriva, por ellos su movimiento metronómico es igual a 84 blanca un puntillo,
inicialmente la jarana 3 por 4 (en compás musical de 3/4) era exclusivamente
para ser bailada, posteriormente se le han agregado textos rimados, ya sea
adaptándoselos a una música preexistente o bien poniéndole música a
determinados versos festivos. Ejemplo “La fiesta del pueblo” de Manuel Burgos
Vallina. Se ha introducido en este siglo (S. XX) la costumbre de escribir
jaranas que contienen ambos ritmos, la primera para en 3 por 4 (en compás
musical de 3/4) y la segunda en 6 por 8 (en compás musical de 6/8) como “Mi
lindo Motul” de Armando González Domínguez y “La Morena de mi Pueblo” de Manuel
Gil Lavadores.